El día 5 de diciembre de 1492, Cristóbal Colón llegó a la costa oeste de la isla de Santo Domingo y al notar que era muy grande y que estaba llena de árboles semejantes a los de España, la llamó La Española.
La belleza del paisaje y la diversidad biológica que Colón descubrió en esta isla, unido a la posibilidad de encontrar oro en sus tierras y ríos, hizo que este encuentro cambiara para siempre la forma de vida de los grupos indígenas.
El encuentro establecería una nueva forma de relación en donde los indígenas llevarían la peor parte, al ser forzados a ceder lo mejor de su cultura y de su riqueza natural a Europa.
Al momento de su encuentro con los españoles, los taínos eran un pueblo que sólo peleaba por los límites territoriales de sus cacicazgos o por las incursiones que hacían los caribes desde las Antillas Menores.
Contaban para la guerra con macanas y arcos y flechas como único armamento; contra los españoles estos serían inútiles, enfrentándose en una batalla desigual.
El sureste de la isla de Santo Domingo estaba ocupado por el cacicazgo de Higüey, el último en someterse al dominio español.
En el año 1502, el conquistador Juan de Esquivel encabezó una expedición con el fin de someter el cacicazgo. Después de numerosas batallas se derrotó al pueblo de Higüey mediante la captura de su cacique, Cotubanamá, en la isla Saona y su ahorcamiento.
Entre los años 1502 y 1508, Juan Ponce de León fundó los asentamientos españoles Santa Cruz de Hicayagua y Salvaleón de Higüey, hecho con el cual se considera terminó la conquista y el sometimiento total de las poblaciones indígenas de la isla.
El capitán Juan Ponce de León, después de la conquista de Higüey, se radicó en la región y estableció una hacienda, cuyas ganancias le permitieron financiar la conquista, explotación y colonización de la actual isla de Puerto Rico.
La región de Higüey inició bajo la colonización española un período de gran actividad económica, utilizando a los indígenas como mano de obra en las haciendas de producción agrícola y ganadera.
Con la disminución de la población indígena, el régimen colonial se vio obligado a importar esclavos africanos, iniciándose de esta manera un proceso de mezcla cultural y genética que es base de la cultura antillana moderna.
Los puertos coloniales establecidos a lo largo de la región este llegaron a ser puntos claves para la exportación de productos agrícolas como el casabe, maíz, mantequilla y azúcar, así como de madera, ganado, caballos y aves.
Sin embargo, fue el cultivo de la caña,implementado a través de grandes haciendas,el que dio impulso a la actividad económica durante el período colonial.
Su cultivo y procesamiento para la elaboración de azúcar constituye en la actualidad una de las principales actividades productivas de la región este, la cual se ha venido a complementar con un importante desarrollo turístico.
El proceso de mestizaje y la adopción de rasgos culturales indígenas por parte de los españoles y de los africanos traídos a la isla, han permitido la permanencia genética y cultural indígena hasta la actualidad.
El uso de hamacas y canoas y el consumo del tabaco, de la yuca, el maíz y las plantas medicinales forman parte de la cultura dominicana y se han trasmitido de una generación a otra.
Otros rasgos culturales indígenas son la manufactura de artesanías y la incorporación al idioma español de palabras de origen taíno, tales como cacique, canoa, hamaca, yuca, bohío, caimán y huracán, entre muchas otras. Estos sabores y palabras han sido para el mundo parte de la herencia indígena resultado de un doloroso pasado de colonización.