Las poblaciones agrícola-ceramistas que se desarrollaron después del año 1000 d.C. se caracterizaron por tener un sistema agrícola más eficiente, que permitió el establecimiento de aldeas de mayor tamaño y el desarrollo de una gran producción artística.
Existieron diversos grupos, entre los que se destacan los ciguayos, los macoríes y los taínos. Otros grupos que convivieron con estas poblaciones son los ciboneyes, que se ubicaron en el suroeste de la isla de Santo Domingo, y los caribes, que habitaron en las Antillas Menores.
Los taínos fueron, sin embargo, el grupo cultural de mayor envergadura durante este período, entre otras cosas, por perfeccionar un sistema agrícola a gran escala que les permitió poblar de forma predominante las Antillas.
En el idioma arauaco la palabra taíno significa “hombre bueno”. Los taínos habitaron en la isla de Santo Domingo y en los actuales territorios de Puerto Rico, el norte de Cuba y Jamaica.
Estos grupos son producto de un proceso de evolución local a partir del surgimiento de las poblaciones ostionoides. Después del año 1000 d.C., los taínos llegaron a constituirse en cacicazgos, que tenían como principales características una producción agrícola de alto rendimiento y un desarrollo artesanal dirigido hacia la confección de objetos ceremoniales y los adornos usados por caciques y curanderos como distintivo de su rango.
Otros rasgos culturales taínos eran la construcción de áreas para uso ceremonial, cementerios y obras de infraestructura como los canales de irrigación, y la práctica del intercambio de productos alimenticios y objetos entre las islas que poblaban.
El territorio de cada cacicazgo estaba al mando de un cacique, o jefe, que habitaba en la aldea principal.
Las aldeas secundarias estaban a cargo de los caciques secundarios, o nitaínos. Se trataba de un sistema jerárquico basado en la diferenciación social, en donde los cargos de jefatura eran heredados por vía materna.
Contaban con especialistas religiosos y una organización del trabajo basada en la división por aldeas para la producción agrícola y artesanal.
En la organización socio-política taína, el cacique era la máxima autoridad. Vivía en el yucayeque, o pueblo principal, del cacicazgo y le correspondía impartir la justicia y ordenar los trabajos colectivos.
Su cargo se heredaba por vía materna, y las mujeres también podían ocupar este cargo, como el caso de la cacica Anacaona, en el cacicazgo de Jaragua.
Los nitaínos, que ayudaban a los caciques, tenían a su cargo aldeas, en las que debían supervisar las labores comunales, así como el intercambio con otras regiones.
El behique, o chamán, velaba por la salud y bienestar espiritual de la comunidad. Los naborias ocupaban el nivel más bajo en la sociedad y estaban bajo el servicio del cacique y los nitaínos. El pueblo común, que estaba compuesto por la mayoría de la población, laboraba para la subsistencia de la aldea.
La cerámica chicoide es producto de la mezcla de los estilos cerámicos del período anterior. Se originó en la isla de Santo Domingo y de ahí se esparció al actual territorio de Puerto Rico, Cuba y las Bahamas.
En los objetos se observa un alto grado de desarrollo artesanal, con una variedad de recipientes decorados con motivos geométricos y aplicaciones de formas animales.
Las vasijas con asas decoradas con caras de murciélagos son muy comunes en la cerámica taína de la región este de la isla de Santo Domingo.
Los taínos basaron su producción agrícola en el sistema de conucos, o áreas para cultivación, el cual fue heredado de los ostionoides y perfeccionado por ellos, permitiéndoles desarrollar una producción de gran escala y calidad.
Los conucos consistieron en montones que podían medir hasta tres metros y medio de diámetro. Los montones estaban hechos de una mezcla de capa vegetal y de desperdicios; en su base se sembraban las matas de yuca y en algunas ocasiones el maíz.
El sistema de quemar los árboles cortados y aprovechar la ceniza como abono, tanto como el uso de canales de irrigación, permitió, entre otros avances, el cultivo de tabaco y maní y una gran variedad de frutas.
Los taínos poseían herramientas y utensilios que servían para las labores agrícolas y artesanales, la caza y la pesca. Hicieron cucharas de conchas; de corales y piedras se fabricaron pulidores, que se utilizaron para tallar y pulir objetos de madera y lustrar las superficies de las hachas.
Las hachas fueron usadas como coas para perforar la tierra, para la corta de árboles y para la fabricación de canoas y objetos de madera.
De la yuca se preparaba el casabe. Se rallaba la yuca en un guayo y se exprimía en un cesto alargado llamado cibucán.
Posteriormente se colaba la masa en un jibe, o cedazo de fibra vegetal, y finalmente se tostaba sobre un burén, o platón de barro.
La adaptación y explotación de manera eficiente de los diversos medioambientes permitió a los taínos aumentar sus niveles de producción de alimentos, en donde la agricultura, la caza y la pesca fueron las actividades más importantes.
La base de la subsistencia taína fue el cultivo de la yuca, con la que se elaboraba el casabe. Con rocas de gran resistencia se elaboraron morteros y majadores para triturar alimentos y semillas.
Las hachas, usadas en forma manual o en mangada, formaron parte importante del proceso agrícola. Los taínos perfeccionaron la pesca mediante redes hechas con algodón, cabuya y henequén.
Las proteínas en la alimentación de los taínos se obtenían de la captura de hutías,iguanas, caimanes, manatíes, culebras, tortugas y aves.
La caza se realizaba utilizando arcos y flechas y lanzas. Otro método de caza consistía en quemar las malezas para acorralar a los animales y facilitar su captura.
Para capturar aves se usaban sombreros de hojas secas, a los cuales se les untaba resina con la intención de que las aves quedaran pegadas.
Los taínos emplearon varios métodos. Las redes se usaron en la pesca de alta mar, el arco y la flecha para la pesca en aguas de poca profundidad.
Las aldeas taínas estaban formadas por una plaza central, o batey, usada para realizar festividades religiosas y sociales y para el juego de la pelota. Alrededor de esta plaza se distribuían los bohíos donde vivían las familias comunes, y el caney donde vivía el cacique con sus esposas e hijos.
Los bohíos y los caneyes se construían con paredes de caña o palos y techos de hojas de palma o yaguas. Formaban parte del poblado taíno las áreas destinadas a los montones agrícolas y a los cultivos mediante el sistema de roza y quema.
Las áreas destinadas para enterramientos generalmente estaban ubicadas a las afueras del pueblo, en las zonas que eran menos útiles para los cultivos.
En la sociedad taína, las mujeres estaban a cargo de la fabricación de la cerámica. La mayoría de las piezas de cerámica se hacían utilizando rollos de arcilla, con los que se lograba la forma del recipiente. Con esta técnica se fabricaron platos, vasijas y cuencos con un alto sentido estético, que se emplearon para rituales, actos funerarios y varios usos domésticos.
En ocasiones se utilizaron pigmentos de origen vegetal para pintar las vasijas, después de ser cocidas en hogueras; no se emplearon hornos. Las potizas, o jarras en forma de corazón, encontradas mayormente en el este, eran usadas para el acarreo y almacenamiento de líquidos. Presentan decoraciones relacionadas con sus creencias espirituales.
Los taínos contaban con un sistema de creencias basado en varios protectores llamados cemíes, siendo el principal Yucahu, o el señor de la yuca y el mar.
Los cemíes pueden presentar varias formas. Los de tres puntas, o trigonolitos, han aparecido especialmente en la costa este de la isla de Santo Domingo y se les ha relacionado con los rituales del crecimiento de la yuca y la presencia de la lluvia.
Son manufacturados en diorita, periodita y varios materiales calcáreos y muestran rostros humanos y de animales; los ojos y la boca están decorados con diseños incisos.
De acuerdo al primer cronista de la mitología taína, Fray Ramón Pané, los trigonolitos eran representaciones del dios Yucahuguamá, quien hacía crecer la yuca, alimento básico del hombre precolombino antillano.
El ritual de la cohoba era la ceremonia taína más importante. Los caciques, nitaínos y behiques participaban en esta actividad, que tenía como objetivo la consulta con los cemíes (ídolos) acerca de eventos importantes para la comunidad.
Los participantes se pintaban el cuerpo con diseños complejos y se adornaban con amuletos y talismanes hechos en piedra, concha y oro.
Adentro de la casa se encontraba el cemí, alrededor del cual se sentaban. La cabeza del cemí servía como bandeja para el polvo ceremonial alucinógeno, llamado cohoba, que se hacía con semillas de Anadenanthera peregrina mezclado con conchas en polvo y tabaco, y el cual se aspiraba con un inhalador.
Las creencias mitológicas formaban parte de la vida taína. Sus principales mitos tienen que ver con el origen del mar y la creación del mundo y del hombre y la mujer. Así, por ejemplo, la tradición cuenta que un hombre llamado Yaya, sabiendo que su hijo tenía intenciones de matarlo, lo asesinó, y de sus huesos, guardados en un higüero, se crearon los peces y el mar.
Otro mito indica que de una gruta llamada Cacibajagua salió la mayor parte de la gente que pobló la isla. En la mitología taína el sol y la luna salieron de una cueva que estaba en el territorio del cacique Mautiatihuel. Las opías, o almas de los muertos, habitaban en la cueva de Coaybay y salían a pasear por la noche a comer el fruto de la guayaba.